El Celador es una figura imprescindible en las instituciones sanitarias que no goza del reconocimiento que debiera a tenor de su importancia. Las funciones del colectivo están recogidas en el Estatuto del Personal no Sanitario al Servicio de la Seguridad Social, que data del año 1971 y, como cabe esperar, están absolutamente desfasadas.
Se trata de un texto claramente sexista e incompatible con el artículo 14 de la Constitución, que señala la igualdad entre sexos. Además, no guarda relación con las funciones que actualmente realiza el colectivo y, de hecho, la mayoría de las que se llevan a cabo hoy por hoy no vienen recogidas en el documento.
Así, las administraciones llevan practicando dejadez hacia este grupo profesional que está demandando desde hace demasiado tiempo una actualización de sus funciones, la dignificación de la profesión y una formación adecuada. Y no sólo eso. También es necesaria una mejora de los sueldos que, en muchos casos, se acercan a las cuantías fijadas como salario mínimo interprofesional.
De este modo, igualmente es necesaria la existencia de una titulación académica reglada para dotar al colectivo profesional de una serie de conocimientos imprescindibles para ejercer su labor, y para sentar las bases para la mejora de cada una de las técnicas aplicadas.
Por todo ello, UGT Servicios Públicos reclama que las personas profesionales del colectivo de celadores salgan del olvido y se les comience a tener en consideración como lo que son: un grupo de trabajadores y trabajadoras imprescindibles en el nuestro Sistema Sanitario.