Hoy nos concentramos junto a la plantilla de Cruces y la junta de personal para mostrar nuestro respeto más profundo y nuestra solidaridad a la familia y a las compañeras de la trabajadora fallecida mientras cumplía con su labor en el Hospital de Cruces. Es un momento doloroso. Un golpe para toda la plantilla. Un recordatorio de que detrás de cada uniforme hay una vida, una familia, un futuro.
Cuando se produce un fallecimiento en el centro de trabajo, por causas traumáticas o no traumáticas, no podemos mirar hacia otro lado. No basta con acompañar en el duelo. También hay que actuar. Hay que exigir.
En Osakidetza seguimos viendo carencias claras en materia de prevención y seguridad.
Carencias que se traducen en riesgos reales:
• Puestos donde se trabaja en solitario durante horas.
• Plantillas sometidas a presión constante por la temporalidad.
• Cargas de trabajo excesivas.
• Gestión deficiente de listas de contratación y OPEs.
Todo esto incide directamente en la salud física y emocional del personal. Y lo sabemos. Y lo repetimos. Y lo seguiremos exigiendo.
La prevención no puede ser solo observación. Debe ser anticipación. Planificación. Medidas reales. Garantías para que nuestros compañeros y compañeras desarrollen su trabajo en condiciones dignas y seguras.
Desde UGT reclamamos responsabilidad, compromiso y soluciones urgentes. Porque proteger la vida y la salud de quienes sostienen nuestro sistema sanitario no es opcional. Es una obligación. Y la vamos a defender siempre, con firmeza y con respeto.
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