La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores alza la voz en defensa del único hogar que tenemos la Tierra y que lleva años mandando mensajes de alerta y pidiendo que actuemos. La emergencia climática nos urge a actuar en la producción de energía renovable a gran escala, la protección y restauración de ecosistemas, la agricultura regenerativa y ecológica, el aislamiento térmico de edificios y en la electrificación de la industria, la calefacción y el transporte. Pero todas las políticas deben llevarse a cabo desde la transición justa y sin dejar a nadie atrás, para lo que es fundamental la participación activa de los sindicatos.
El actual modelo de desarrollo y los avances económicos, tecnológicos y sociales han conducido también a una reducción de la capacidad de la Tierra para sostener el bienestar humano actual y futuro. Actualmente vivimos como si tuviéramos 1,75 planetas. La capacidad que tiene la Tierra para producir recursos naturales y absorber los residuos es mucho menor que la huella ecológica de la humanidad (la cantidad de recursos que usamos y los residuos que generamos).
Nos enfrentamos a una crisis global marcada por la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad, la deforestación y el cambio de uso del suelo, la contaminación del suelo, el agua y el aire, la destrucción de ecosistemas, la acidificación del océano o la alteración de los ciclos de nutrientes como el nitrógeno o el fósforo. El impacto de la actividad humana está haciendo colapsar nuestro planeta.
El informe final de conclusiones del sexto ciclo de evaluación, presentado hace apenas un mes por el IPCC, evidenció muy claramente que el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta y, lo más preocupante, que la ventana de oportunidad para asegurarse un futuro habitable y sostenible para todos se está cerrando rápidamente.
Esto nos urge a actuar a escala global en la producción de energía renovable, la protección y restauración de ecosistemas, la agricultura regenerativa y ecológica, el aislamiento térmico de edificios y en la electrificación de la industria, la calefacción y el transporte.
Pero para UGT es fundamental que esta transición ecológica sea justa. Las soluciones a la crisis global deben suponer mejoras en el bienestar de las personas y la creación de empleo verde. Además, las consecuencias de no actuar son dramáticas. No podemos olvidarnos de la dimensión social y laboral que ha de tener la transición ecológica para que pueda llegar a buen término. La creación de empleo verde y de calidad, la mejora de las condiciones laborales y la búsqueda de alternativas para aquellas personas trabajadoras afectadas tienen que ser la base de todas las políticas y medidas, en relación con la transición ecológica.
Nuestra generación va a pasar a la historia. Somos los primeros que estamos viviendo el impacto del cambio climático y los últimos que tenemos la capacidad de minimizarlo y mantenerlo dentro de unos límites tolerables. El éxito de la transformación dependerá del modo en que nuestra sociedad se ocupe de quienes sean más vulnerables y de reducir las desigualdades. Por eso debe hacerse bajo el paraguas de la transición justa. No se puede dejar a nadie atrás, y para ello, los sindicatos tenemos que participar activamente en las políticas climáticas y medioambientales.