El Estudio Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS), que publica la OCDE, relaciona un mejor clima disciplinario en el aula con la asistencia regular y la falta de absentismo. La nueva ley educativa, la LOMLOE, también tiene entre sus objetivos la prevención del acoso escolar y el fomento de una convivencia inclusiva. Y, para ello, la ley apuesta por la igualdad a través de la coeducación, y por una educación para la convivencia, el respeto, la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos, así como para la no violencia en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social, y en especial en el del acoso escolar y ciberacoso.
La actualidad, tanto a nivel global como en nuestro país, pone en evidencia lo frágil que resulta vivir en un clima de convivencia y de paz cuando además se utiliza, de forma irracional, por una parte de la clase política como estrategia intencionada el discurso del odio, de la xenofobia y de la negación de la realidad. De este clima, como es evidente, no son inmunes los centros escolares cuando, también por parte de dichos políticos, han sido lanzados a la palestra como parte de dicha estrategia, bajo el falso argumento de la libertad de conciencia de las familias.
Hay que decirlo claro: ni todo vale ni todo es lícito, porque las consecuencias escapan al control de los propios incitadores. Por ello, no es de extrañar el aumento de las noticias sobre hechos de acoso, intimidación, agresividad y violencia, que, en no pocos casos, se producen en y hacia el entorno escolar, en muchos casos amparados en el aparente anonimato de las redes sociales, lo que está creando una lógica preocupación por el deterioro de la convivencia social, tanto en las familias como en los centros escolares. De hecho, el ciberacoso ha pasado a ser una de las grandes preocupaciones de nuestras sociedades.
Conviene situar el problema en sus justos términos. Se habla con excesiva frecuencia de violencia en las aulas y sería injusto generalizar y afirmar que nuestros centros y nuestro alumnado son violentos. Lo que sí es una opinión generalizada de la comunidad educativa –profesores, familias y los mismos alumnos- es que los problemas de convivencia están dañando la vida de los centros, impidiendo el aprovechamiento académico y deteriorando la función educativa que cumple y debe cumplir la escuela. Y que muchos de estos problemas se han creado de manera artificial desde fuera de los centros.
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