En octubre se cumple un año desde que comenzó la última y enésima escalada de violencia de Israel contra el pueblo palestino, escalada bélica que se inició en Gaza y que se extendió rápidamente a todos los territorios palestinos. Palestina sufre un auténtico genocidio con la impunidad de los Estados Unidos, la Unión Europea y buena parte de la comunidad internacional.
Esta guerra total contra el pueblo palestino ha costado la vida a más de 42.000 palestinos y palestinas, la mayoría de ellos menores. La violencia contra la comunidad palestina en Jerusalén y Cisjordania y los crímenes de guerra de Israel están siendo constantes, y el mundo está viendo este genocidio en riguroso directo.
Nada legitima ocupar territorio ajeno, ni las crueles consecuencias de las guerras, ni la destrucción, reclusión y negación de toda una población. En 2024, sin embargo, estamos siendo testigos de uno de los genocidios más crueles jamás cometido y, sin embargo, la comunidad internacional no logra frenar ese horror. Y decimos horror, ya que bastan dos datos para visibilizar el alcance del genocidio palestino: el ejército israelí, el Estado de Israel, ha matado ya a 42.000 palestinas y palestinos, y ha destruido el 70 % de las calles e infraestructuras de Gaza. Dos datos que nos sirven para afirmar que nos hallamos ante una nueva Nakba de graves consecuencias sociales y políticas. Atacando al Líbano, Israel ha dado un paso más que provocará miles de víctimas y más destrucción. Ha provocado una espiral que no sabemos dónde ni cómo acabará.
Palestina necesita de nuestra solidaridad, pero sobre todo necesita soluciones. No podemos dejar sola a Palestina. El pueblo palestino tiene derecho a soñar, a decidir su futuro, a ser libre y a vivir con dignidad. Por eso es urgente encontrar soluciones a este genocidio que dura demasiado tiempo. En este sentido, hay que abrir vías diplomáticas para lograr un alto el fuego inmediato y una resolución política integral que ponga en el centro tanto el fin de la colonización y la ocupación de Palestina como los derechos nacionales del pueblo palestino.
Es necesario que se ponga fin a esta brutalidad y es por ello que pedimos que se acabe con la complicidad con quien viola los derechos humanos. Pedimos a la clase trabajadora que sigamos activando todas las medidas de presión para conseguir que Israel respete las resoluciones de las Naciones Unidas y se pueda llegar a un escenario de paz y estabilidad en la región. Además, exigimos a las instituciones que dejen de ser cómplices del apartheid, de los crímenes de lesa humanidad y del genocidio que sufre el pueblo palestino.
Para finalizar, los sindicatos que suscribimos este manifiesto hacemos un llamamiento a la clase trabajadora para que apoye las movilizaciones que hemos convocado junto con la iniciativa ciudadana Gernika-Palestina para el lunes 21 de octubre a las 12:00 horas en Iruñea/Pamplona, Bilbao, Donostia/San Sebastián, Vitoria-Gasteiz, y Tudela. Al mismo tiempo, hacemos un llamamiento a participar en las movilizaciones convocadas en los pueblos ese mismo día a las 7 de la tarde por la iniciativa ciudadana Gernika-Palestina.
ELA – LAB – CCOO EUSKADI – CCOO NAFARROA – UGT EUSKADI – UGT NAFARROA – ESK – CGT LKN – STEILAS – SOLIDARI – EHNE NAFARROA – ETXALDE – HIRU