UGT reclama medidas urgentes para luchar contra la desertificación

La desertificación y la sequía suponen grandes retos para la humanidad ya que afectan tanto al estado de la naturaleza como a los medios de vida de millones de personas en su lucha contra la pobreza.

La restauración de las tierras degradadas contribuye a la mejora de las economías locales, a la creación de empleo y a mitigar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

UGT insta al Gobierno a desarrollar planes de actuación con medidas destinadas a paliar el efecto de la sequía y luchar contra la desertificación.


Este 17 de junio, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores se une a la celebración del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía (cuyo lema este año es “Restauración. Tierras. Recuperación”) concienciando acerca de la importancia de combatir estos graves fenómenos. La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas por causa de la actividad humana y las variaciones climáticas. Este proceso se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas (que cubren un tercio de la superficie del planeta y buena parte de España), a la sobreexplotación y al uso inadecuado de la tierra. La pobreza, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego son ejemplos de aspectos que afectan negativamente a la productividad del suelo.

UGT demanda neutralizar la degradación del suelo mediante la búsqueda de soluciones a través de la colaboración entre la sociedad y las instituciones. Propone acciones como la reforestación, la mejora en la gestión del agua o el enriquecimiento y la fertilización del suelo a través de la regeneración de la cubierta vegetal. Todas ellas han demostrado su gran efectividad tanto para frenar la degradación de los suelos como para potenciar las economías locales y la creación de empleo.

Desde el punto de vista ambiental, la restauración favorece la recuperación de la biodiversidad, permite almacenar CO2 ayudando a mitigar el efecto del cambio climático, ayuda a regular el ciclo hidrológico y reduce el contacto directo entre la vida silvestre y los asentamientos humanos, lo que crea una barrera natural contra las zoonosis como la COVID-19. En este sentido, la organización sindical insta al Gobierno a desarrollar planes de actuación con medidas destinadas a paliar el efecto de la sequía, así como a establecer líneas de actuación encaminadas al consumo y gestión sostenible del agua. Considera también indispensable abordar un Pacto del Agua con un enfoque social, para el cual es fundamental analizar las consecuencias de la desertificación y la sequía sobre el empleo y sobre la sociedad.

El sindicato indica que la desertificación y la sequía suponen grandes retos para la humanidad ya que afectan tanto al estado de la naturaleza como a los medios de vida de millones de personas en su lucha contra la pobreza. Ya en la Cumbre de la Tierra, que se celebró en Río de Janeiro en 1992, la desertificación junto con el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, se catalogaron como los mayores retos a los que se enfrenta el desarrollo sostenible. Pero desde entonces el problema ha seguido empeorando. Hoy en día, más de 2.000 millones de hectáreas de tierras anteriormente productivas se encuentran degradadas. Algo especialmente preocupante si se tiene que en cuenta que para 2030 se estima que la producción de alimentos requerirá otros 300 millones de hectáreas adicionales de superficie.

Los fondos del Plan de recuperación de la UE son una oportunidad única y UGT exige que permitan impulsar y poner en práctica de manera efectiva el Programa de Acción Nacional contra la Desertificación. Lo que nos ayudará a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el Objetivo 15, que recoge la determinación de gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.

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